jueves, 5 de febrero de 2009

Lo primero que quiero es recibiros con una gran SONRISA:

Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho.
Ella enriquece a quienes la reciben
sin empobrecer a aquellos que la brindan.
Sólo dura un instante
pero su recuerdo es a veces eterno.
Nadie es bastante rico para prescindir de ella;
nadie es lo suficientemente pobre para no merecerla.
Ella crea la felicidad en el hogar,
es el signo sensible de la amistad.
Una sonrisa brinda reposo al ser cansado
y valentía a los más desanimados.
No se puede comprar, ni prestar, ni robar
ya que es algo que sólo tiene valor
a partir del momento en que se da.
Si alguna vez te encuentras con alguien
que ya no sabe sonreír
sé generoso, dale la tuya.

1 comentario:

  1. Ojalá mucha gente se contagiara de tu espíritu insólita, repartir sonrisas y felicidad no cuesta nada, y la recompensa es enorme.

    Ya que la sonrisa, y sobre todo la risa, es contagiosa (aunque algunos parecen inmunes) ¡comencemos una epidemia! :-)

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